Lo que caracteriza al Tercer Teatro, el común denominador entre grupos y experiencias tan distintos, son tensiones difíciles de definir, como si las necesidades personales, a veces sin formular en ellos mismos (ideales, miedos, múltiples impulsos más o menos oscuros), quisieran transformarse en trabajo. Esta actitud es justificada por el exterior como un imperativo ético, que no se limita a la sola profesión, sino que se extiende a la totalidad de la vida cotidiana.
Sumergirse, como grupo, dentro del círculo de la ficción, para encontrar el coraje de no fingir. Esta es la paradoja del Tercer Teatro.
Así pues, este término es una definición que tan sólo se limita a reconocer la realidad en que viven muchos grupos de teatro. Distintos hombres, en distintas partes del mundo, viven el teatro como un puente, siempre frágil, entre la afirmación de sus necesidades personales y la exigencia de contaminar, con ellas, la realidad que los rodea. Quizás el teatro permita a estos hombres encontrar la manera de estar presentes, de buscar relaciones más humanas entre hombre y hombre, para realizar una célula social en el seno de la cual las intenciones, las aspiraciones y las necesidades personales empiecen a transformarse en acciones.
Bibliografía:
Meyerhold, V.E. (2008) Teoría teatral. Traducción de Agustín Barreno. Octava edición. Caracas: (Editorial) Fundamentos.
Brockett, Oscar Gross; Hildy, Franklin J. (2003).History of the theatre. United States of America: (Editorial) Allyn and Bacon. Ninth Edition.
Ruiz, Borja.(2008) El arte del actor en el siglo XX. Un recorrido teórico y práctico por las vanguardias. Bilbao (editorial) Artezblai SL.
Ceballos, Edgar. (1999) Principios de dirección escénica (recopilación). México: (Editorial) Escenología.
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